5-VII-08
Por Alberto Duque López
"Hancock" (25 millones de dólares en su primer día en Estados Unidos y Canadá) reúne algunos de los grandes genios de la taquilla en Hollywood. El protagonista, Will Smith, el actor más popular y rentable con sus historias de acción, es dirigido por Peter Berg quien tiene dos películas de culto entre los jóvenes, "Malos pensamientos / Very Bad Things" y "Friday Night Lights", y una reciente, "El Reino / La sombra del reino". Smith y Berg están acompañados por un equipo del cual forman parte los productores Michael Mann (no hay que identificarlo) y Akiva Goldsman (triunfador con sus guiones de "Código Da Vinci", "Una mente brillante" y "El luchador / El hombre que no se dejó tumbar").
Pero, algunos sectores se muestran preocupados por el giro que ha tomado recientemente la carrera del actor quien, según The Guardian, parece aburrido de sus personajes simpáticos y prefiere los violentos y antisociales, como los de "Yo, Robot" y "Soy Leyenda" aunque si alguien quiere medir su imagen, basta que abra Google, marque la frase "Yo amo a Will Smith" y tendrá 40.700 respuestas positivas, y si escribe lo contrario, tendrá apenas 484. O sea, lo aman a pesar de sus recientes personajes, incluido Hancock. Aunque otros sectores han tomado la película como una nueva incursión de la Cienciología en los terrenos de Hollywood.
Este personaje no es el héroe común y corriente sino alguien que causa desprecio, ira, repulsión, rechazo y otras reacciones a pesar de los beneficios que otorga a quienes defiende y protege, a su manera, muy particular. Como dijo alguien, esta mitología contemporánea se divide en tres categorías: los héroes, los superhéroes... y Hancock. Así de simple. Se supone que tener un gran poder implica una gran responsabilidad con el mundo, y todos lo saben, todos menos Hancock.
Si alguien busca una definición de Hanckcok, estas cuatro palabras podrían servir: contrariado, sarcástico, problemático e incomprendido, y estas otras: perezoso, callado, introvertido, tímido, indeciso y otras que no es el de caso citar. El problema es que su heroísmo bien intencionado cumple con las expectativas e incluso salva unas cuantas vidas, pero el daño que deja como secuela no hace sino dejar a la gente boquiabierta.
El público está harto, independientemente de la gratitud que supone contar con un héroe local, pero los buenos ciudadanos de Los Ángeles que pagan sus impuestos y no quieren que nada extraño les perturbe la vida cotidiana y normal, han comenzado a preguntarse qué han hecho para merecer a este tipo. Todo iba así, caótico y a Hancock no le importaba lo que la gente pudiera pensar, hasta que un buen día salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un ejecutivo de relaciones públicas, y así el impopular superhéroe comienza a caer en la cuenta de que, después de todo, él también puede ser una persona sumamente vulnerable.
Sin embargo, algunos comentaristas quieren encontrar una razón en esta nueva conducta cinematográfica del actor, en sus años de cantante y destacan cómo, en los ochenta, Smith formaba parte de una generación de raperos que también incluía a Cool C (pendiente de ser ejecutado por robo y homicidio), Schoolly D (famoso por sus letras homofóbicas y sexistas) y Steady B (condenado a cadena perpetua). También recuerdan todas las malas palabras que el actor usaba en sus actuaciones raperas.
Le preguntan a Will Smith por su personaje y dice: "Hancock no es un héroe típico, y eso fue lo que me atrajo de esta cinta, la oportunidad de poder hacer una historia original y única. Se suele creer que las películas ‘de verano’ son de acción y que las ‘de otoño’ son mucho más profundas, pues, ¿qué ocurre cuando mezclas una historia poderosa y dramática, poblada de personajes profundos, con todo el escándalo y el impacto visual de una película de acción? ¿Por qué no fusionar todos estos elementos y obtener lo mejor de ambos mundos?".
Quizás los espectadores se sorprendan porque el personaje es presentado de una manera sumamente inusual. La película no se centra en cómo obtuvo Háncock sus poderes, o en la manera como eligió implementarlos. En su lugar, Hancock representa una figura mucho más universal, un hombre que se encuentra inmerso desde hace años en la misma clase de trabajo, que está harto y desea abandonarlo todo. Sus superpoderes, que distan mucho de ser una especie de bendición, le han conferido una actitud que lo ha alejado completamente de sus seguidores potenciales.
Según Michael Mann, "Nos propusimos realizar una película que fuera de lo gracioso e irreverente a lo sexy y romántico, de la emoción al llanto. El poder de Will Smith como actor se encuentra en la habilidad que tiene para sumergirse a profundidad en los diferentes estados mentales de este complejo personaje. Él es como un centro de gravedad" y el actor apunta: "Hancock es un tipo muy complicado. Todos los días, al despertar, se siente enojado con el mundo entero. No puede recordar lo que le ocurrió y en realidad no hay nadie que pueda ayudarlo a encontrar una respuesta satisfactoria. Sus intenciones son buenas, pero le cuesta trabajo vincularse al mundo circundante. Es como el mariscal de campo en la escuela preparatoria: posee todo el talento del mundo, pero su actitud deja mucho que desear. No se da cuenta de que su equipo no puede ganar porque tanto su amor como su comprensión del juego están fuera de moda – él es incapaz de trabajar en equipo. Formar parte de un grupo, interactuar con otras personas, ésa es la idea central de la humanidad. Pero Hancock es una persona aislada y solitaria, hasta que se topa com Ray Embrey, quien logra devolverlo a la manada".
Por supuesto, el tercer personaje, la chica interpretada por Charlize Theron es la nota musical que se acomoda perfectamente a Will y a Jason, dice Mann, "requeríamos de tres personas que el público deseara ver ganar a toda costa; así lograríamos un balance perfecto. Lo curioso es que ella comparte los puntos de vista del ciudadano promedio". Y la actriz corrobora: "Ella está harta de la mala conducta de Hancock que, al menos superficialmente, es totalmente irresponsable y destructiva. Para ella, lo más importante es que el héroe no perturbe la idílica vida que ha creado junto a Ray y su hijo. Pero cuando Hancock comienza a dar señales de algo así como una luz de esperanza al final del túnel, de que quizá sí logre modificar su comportamiento, ella continúa rechazándolo. Y eso no puede sino hacernos sospechar".
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