Google
 

FESTIVALES

Indiana, en forma, no logra una aclamación unánime en Cannes

18-V-08

Como ya sucedió la víspera, la atención del Festival de Cannes estuvo mucho más -este domingo- fuera de concurso que en la carrera oficial por la Palma de Oro. "El reino de la calavera de cristal" había despertado una expectación sólo comparable con la apabullante campaña publicitaria que la ha precedido. La prensa empezó a hacer cola una hora antes para alcanzar la deseada butaca en el Palais del Festivals, y aunque coronó la proyección con aplausos, éstos no estuvieron a la altura del tan deseado regreso del más famoso arqueólogo del cine. Las primeras críticas han sido satisfactorias, pero tampoco entusiastas. Es más de lo mismo, sobre todo otra secuela, pero lejos de la festiva recepción de "En busca del arca perdida".

De nuevo es una pieza arqueológica con connotaciones mágicas lo que busca "Indi", dos décadas después de sus pugnas con los nazis, ahora en el Perú de los años 50. Los "malos" esta vez son los soviéticos, encarnados por la agente Cate Blanchett. A lo largo del irregular metraje, que empieza y acaba con brillantez pero flojea en su parte media, el científico aventurero se enfrentará con sorpresas tan fantásticas como un "contacto en la tercera fase", la feliz reaparición de su primer amor (Karen Allen) y la revelación de la existencia de un hijo secreto.

Más vale tarde que nunca. Sólo el poder que a lo largo de su carrera han alcanzado George Lucas y Steven Spielberg, los "padres de la criatura" explican lo tardío del regreso de Indiana Jones a las pantallas. Si esta "franquicia" hubiera sido propiedad directa de un gran estudio seguramente andaríamos ya por cuarta o hasta quinta secuela, pero ambos tienen otros "hijos" que no han querido descuidar, y a pesar del interés de Harrison Ford, todos han tenido que esperar un hueco en sus agendas para volver a divertirse y divertirnos con su saga, 19 años después.

Ford, relajado y feliz porque su edad -65 años- no ha perjudicado demasiado la forma física del personaje, se ha permitido bromear ante los periodistas por la larga espera: "Sólo esperaba que Brad Pitt no estuviera disponible". En cualquier caso, el actor se mostraba bien dispuesto a encajar las críticas más negativas -"porque no es infrecuente que una película tan popular como esta sea despreciada por algunos"- aunque remarcaba que para él, "lo importante son las personas que compran su entrada. Para ellos trabajo".

Y sin duda no lo hace por amor al arte. Se rumorea que aparte de un porcentaje sobre los beneficios, el actor se puede haber embolsado alrededor de 30 millones de dólares por volver a calzarse el polvoriento sombrero del arqueólogo.

Según el guionista y productor George Lucas ha contado a un periodista norteamericano aquí en Cannes, no descartan una quinta parte, que tendría como protagonista a este "bastardo" que acaba de aparecerle a "Indi" (al que da vida Shia LaBeouf), y el propio Harrison Ford asumiría un papel semejante al de su padre (Sean Connery) en la tercera.

Mientras, en la competencia, el filipino Brillante Mendoza ha levantado cierta polvoreda con -no se lo van a creer...- un drama familiar. "Serbis" (Servicio, en referencia a un servicio sexual) es la historia de una familia que en una gran urbe sobrevive ocupándose de un viejo cine, sala que a los españoles y madrileños en particular puede recordar al extinto Cine Montera, donde las películas eróticas o pornográficas convivían con un mercado carnal masculino en vivo.

Mendoza, conocido por su trayectoria cinematográfica abiertamente "gay", ha sido calificado por algunas periodistas como "misógino" por el papel que a las mujeres destina en esta fábula sobre una sociedad corrupta. Otros simplemente no han acabado de encajar el realismo de sus imágenes, que incluyen felaciones y otras relaciones sexuales presuntamente auténticas.

El cineasta filipino, quien forma parte de una nueva generación de "guerrilleros digitales", ha defendido su forma de trabajar (un rodaje con escasos medios de sólo 12 días, actores sin experiencia y estilo documental), así como su derecho no a reflejar lo peor de su sociedad, sino "lo cotidiano, lo que vemos todos los días", por mucho que ello lo aleje del cine comercial que llena las salas.

Menos discusiones y más apoyos mereció "Gomorra", coproducción italo-francesa de Mateo Garrone, que nuevamente recurre al tan a la moda estilo documental para adaptar un best-seller de Roberto Saviano sobre la camorra napolitina. Desprovista de mistificaciones y romanticismos, el cineasta italiano narra desde fuera la cotidianidad de una mafia cuyos tentáculos tocan desde el delito a la economía sumergida.

Garrone se ha puesto la venda antes que la herida y temiendo ataques en su propio país ha asegurado a la prensa que se ha limitado a narrar la realidad sin tomar partido, y que en otras partes del mundo los directores cuentan lo que pasa sin ser calificados de "antipatriotas". Lo evidente es que esta "Gomorra" no es el tipo de película que Berlusconi aplaudiría.

© E.E. (Cannes)- NOTICINE.com / Foto: AP

No hay comentarios: