11-VI-08
Con la presencia de su director, Christophe Barratier ("Los chicos del coro") y la actriz Nora Arnezeder, tuvo lugar el martes en la noche, tal y como se había anunciado, el estreno mundial de "Faubourg 36" / "Paris 1936" dentro del Festival de Cine Francés, en una repleta sala Chaplin que premió el film con un fuerte y cerrado aplauso tras sus dos horas de proyección.
Más que un musical (que mucho tiene de ello) se trata de un melodrama clásico. La acción transcurre en un suburbio al noreste de París entre diciembre de 1935 y julio de 1936, momento en que el país vivía la atmósfera revolucionaria del Frente Popular; será entonces cuando tres obreros del espectáculo en paro decidan ocupar a la fuerza la sala que los empleaba algunos meses antes y se lancen a la creación de una obra.
Todos los elementos típicos de esta modalidad genérica, como se sabe, de vieja data en el cine y antes incluso, en la literatura, son accionados por Barratier con indudable pericia: el indudable romance, el villano enamorado de la heroína que desempeña un peso fundamental en los rumbos de la historia, el traidor arrepentido y reivindicado, un progenitor (en este caso el padre) que se reencuentra al cabo de los años con la hija desconocida y, como si fuera poco, otro al que le arrebatan al pequeño (un acordeonista virtuoso en potencia) y lo entregan a la madre adúltera...
El interés que asiste a Barratier en trazar y seguir los accidentes dramáticos sin dificultades hasta el final, le impide profundizar más en personajes que en muchos casos no trascienden la mera pincelada; tampoco importa mucho aquí el contexto histórico, que actúa como simple telón de fondo de los vaivenes folletinescos del film que, eso sí, y para decirlo todo, no conoce mayores tropiezos en su transcurso, aún con el evidente apresuramiento que sufre el desenlace.
A su favor actúan además: la exquisita y preciosista reproducción de época y ambiente, el eficaz montaje que mezcla acertadamente momentos musicales (de no poco lucimiento) con los otros, y sobre todo las actuaciones, que encuentra en la debutante Nora Arnezeder una candidata firme a los premios César como actriz revelación: buena cantante, grácil y simpática, asume los requerimientos de su vedette en formación con autoridad y convicción; le sufran acaso algunos tics y "caritas", pero su labor es sin dudas sobresaliente. Veteranos como Gérard Jugnot ("El coro") y Pierre Richard se unen a Clovis Cornillac, Kad Merad, Maxence Perrin y Bernard-Pierre Donnadieu en muy completos desempeños también.
En la jornada anterior pudo apreciarse "99 francos" (2007), de Jan Kounen, insertada en el frívolo y deshumano mundo de la publicidad: con guión de Jan Kounen y Nicolas & Bruno, según la novela de Frédéric Beigbeder sigue a Octave, un fatuo y prepotente redactor publicitario sin escrúpulos que, harto de todo, de manipular a la gente como cualquier otro producto, se venga de sus colegas y superiores saboteando una importante campaña sobre un yogurt.
La cinta aparece como un macroclip que asume creativa y originalmente los propios códigos y recursos de la publicidad para informar un trayecto delirante e imaginativo que no ahorra hipérboles y excesos, como el mismo protagonista; desmedida y a veces cargante, no puede negársele ingenio y eficacia a la hora de lanzar su denuncia contra el monstruo de mil tentáculos que consumiendo y gastando millones, engaña, utiliza, deforma y derrocha erigiéndose en esencia del más salvaje capitalismo: la publicidad.
Jean Dujardin en el protagónico tiene mucha culpa en la consecución de los objetivos que animan al director: su trabajo es matizado, sensible, rico, como requiere el complejo personaje, a pesar de que fue su compañero de reparto Jocelyn Quivrin (menos deslumbrante) quien ganó el premio Lumiere y fue candidato al Cesar como mejor actor revelación.
© Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Con la presencia de su director, Christophe Barratier ("Los chicos del coro") y la actriz Nora Arnezeder, tuvo lugar el martes en la noche, tal y como se había anunciado, el estreno mundial de "Faubourg 36" / "Paris 1936" dentro del Festival de Cine Francés, en una repleta sala Chaplin que premió el film con un fuerte y cerrado aplauso tras sus dos horas de proyección.
Más que un musical (que mucho tiene de ello) se trata de un melodrama clásico. La acción transcurre en un suburbio al noreste de París entre diciembre de 1935 y julio de 1936, momento en que el país vivía la atmósfera revolucionaria del Frente Popular; será entonces cuando tres obreros del espectáculo en paro decidan ocupar a la fuerza la sala que los empleaba algunos meses antes y se lancen a la creación de una obra.
Todos los elementos típicos de esta modalidad genérica, como se sabe, de vieja data en el cine y antes incluso, en la literatura, son accionados por Barratier con indudable pericia: el indudable romance, el villano enamorado de la heroína que desempeña un peso fundamental en los rumbos de la historia, el traidor arrepentido y reivindicado, un progenitor (en este caso el padre) que se reencuentra al cabo de los años con la hija desconocida y, como si fuera poco, otro al que le arrebatan al pequeño (un acordeonista virtuoso en potencia) y lo entregan a la madre adúltera...
El interés que asiste a Barratier en trazar y seguir los accidentes dramáticos sin dificultades hasta el final, le impide profundizar más en personajes que en muchos casos no trascienden la mera pincelada; tampoco importa mucho aquí el contexto histórico, que actúa como simple telón de fondo de los vaivenes folletinescos del film que, eso sí, y para decirlo todo, no conoce mayores tropiezos en su transcurso, aún con el evidente apresuramiento que sufre el desenlace.
A su favor actúan además: la exquisita y preciosista reproducción de época y ambiente, el eficaz montaje que mezcla acertadamente momentos musicales (de no poco lucimiento) con los otros, y sobre todo las actuaciones, que encuentra en la debutante Nora Arnezeder una candidata firme a los premios César como actriz revelación: buena cantante, grácil y simpática, asume los requerimientos de su vedette en formación con autoridad y convicción; le sufran acaso algunos tics y "caritas", pero su labor es sin dudas sobresaliente. Veteranos como Gérard Jugnot ("El coro") y Pierre Richard se unen a Clovis Cornillac, Kad Merad, Maxence Perrin y Bernard-Pierre Donnadieu en muy completos desempeños también.
En la jornada anterior pudo apreciarse "99 francos" (2007), de Jan Kounen, insertada en el frívolo y deshumano mundo de la publicidad: con guión de Jan Kounen y Nicolas & Bruno, según la novela de Frédéric Beigbeder sigue a Octave, un fatuo y prepotente redactor publicitario sin escrúpulos que, harto de todo, de manipular a la gente como cualquier otro producto, se venga de sus colegas y superiores saboteando una importante campaña sobre un yogurt.
La cinta aparece como un macroclip que asume creativa y originalmente los propios códigos y recursos de la publicidad para informar un trayecto delirante e imaginativo que no ahorra hipérboles y excesos, como el mismo protagonista; desmedida y a veces cargante, no puede negársele ingenio y eficacia a la hora de lanzar su denuncia contra el monstruo de mil tentáculos que consumiendo y gastando millones, engaña, utiliza, deforma y derrocha erigiéndose en esencia del más salvaje capitalismo: la publicidad.
Jean Dujardin en el protagónico tiene mucha culpa en la consecución de los objetivos que animan al director: su trabajo es matizado, sensible, rico, como requiere el complejo personaje, a pesar de que fue su compañero de reparto Jocelyn Quivrin (menos deslumbrante) quien ganó el premio Lumiere y fue candidato al Cesar como mejor actor revelación.
© Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
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