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Festival de Cine Francés en Cuba: No le digas a Jacques Demy

12-VI-08

"No le digas a nadie"
(2006), otro de los thrillers que muestra el cada vez más popular Festival de Cine Francés en Cuba, significa el cambio de posición de un actor respecto a la cámara, esa frecuente línea asumida por quienes se ganan la vida trabajando frente a ella y un buen día, sin abandonar tal labor, deciden accionarla: el joven y carismático actor Guillaume Canet ("Juntos nada más") si bien se reserva un pequeño papel en este suspense que volvió a llenar la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba, es su máximo responsable: no sólo dirigió, sino que lo hizo sobre un guión que él mismo redactara con la complicidad de Philippe Lefebvre, según la novela de Harlan Coben.

El resultado han sido cuatro premios Cesar: mejor director, mejor actor (François Cluzet), mejor edición, mejor música escrita para un film así como dos Lumière 2007: mejor película y premio del público, entre otros lauros y candidaturas.

No hay dudas de que Canet ha salido airoso en la empresa, como quiera que se las vio con una historia bien complicada, enrevesada y torcida donde las hubo: Destrozado por el salvaje asesinato de su esposa Margot ocho años atrás, Alex, un médico especializado en trastornos infantiles, recibe un correo electrónico anónimo: es el rostro, en tiempo real, de una mujer parada en medio de una multitud que no pertenece a nadie más que su propia mujer, ahora mismo... ¿seguirá viva? ¿por qué le pide que no comente esto con nadie?: apenas tiene tiempo para comenzar su propia investigación antes de que la policía retome el caso, decidida como está a culparlo por el crimen... Es sólo el punto de partida de un argumento que da vueltas y se introduce por escondrijos y atajos, tantos casi como los que emprende el protagonista huyendo de las persecuciones no solo policiales. El film (ignoro si la novela) viola ese primer gran mandamiento del "catálogo negro": el detective y el lector deben tener las mismas posibilidades para resolver el crimen... nada hay aquí del pasado de los personajes involucrados que nos ofrezca siquiera alguna pista, y cuando asoma ésta los realizadores se las ingenian para deformarla, de modo que asistimos boquiabiertos al desenlace de los hechos; sin embargo, no puede negársele a Canet y sus colaboradores evidente tino para mantener el interés, combinar momentos de tensión y acción y conducirnos por donde quiere, aún cuando media hora aproximadamente antes del final, se nota cierto descenso rítmico.

En tanto desempeños, no sólo el laureado Cluzet ("Seductor de lujo") está de premio; un amplio y profesional equipo (que incluye a veteranos como Nathalie Baye, François Berléand, Jean Rochefort, Gilles Lellouche...) encara sus roles, aún cuando pequeños o secundarios, con admirable destreza.

El Festival Francés, que ante sus saturaciones de público debe hacer pensar a sus directivos en la posibilidad de ampliar las salas, inició tal y como estaba previsto el homenaje a Jacques Demy, un realizador de culto dentro del musical francés e internacional. Nacido el 5 de junio de 1931 en Ponchâteau (departamento de Loire Atlantique, Francia), Jacques Demy pasa su infancia en el taller de su padre y realiza su primer cortometraje a los 24 años: "Le Sabotier du Val de Loire" (El fabricante de zuecos, 1955). Enseguida escribe y realiza varios largometrajes, algunos de ellos considerados como joyas de la llamada Nouvelle Vague: "Lola" (1960), que marcó el inicio de su colaboración con Michel Legrand, "La Baie des Anges" (La Bahía de los Ángeles, 1962), "Les Parapluies de Cherbourg" (Los Paraguas de Cherburgo, 1963), "Les Demoiselles de Rochefort" (Las Señoritas de Rochefort, 1966) y el film para niños "Peau d’Âne" (Piel de Asno, 1970), todos presentes en este homenaje, junto al documental que le consagrara su viuda y colega Agnés Vardá: "Jacquot de Nantes".

Demy realizó igualmente algunas películas en inglés: "Model Shop" (1968), "The Pied Piper" (1971) y "Lady Oscar" (1978). Otra cinta suya es "Une chambre en ville" (1982), un film enteramente cantado como "Les Parapluies..." pero en esta ocasión el compositor es Michel Colombier. Su última película, rodada en 1988, es una comedia musical (la primera de Yves Montand): "Trois places pour le 26" (Tres entradas para el 26, 1988), con música de Michel Legrand.

La mayoría de sus cintas han sido restauradas por Ciné-Tamaris bajo la atenta supervisión de Agnès y de sus hijos Rosalie y Mathieu. Ella, diseñadora de vestuario, trabajó con su padre en cuatro de sus películas; él, nacido en 1972, es actor y director de cine. Jacques Demy murió el 27 de octubre de 1990.. La plaza del mercado situada frente a la alcaldía del distrito XIV de París, fue bautizada con su nombre.

Artífice de un cine ligero, rosado, con conflictos que no trascienden los dilemas amorosos o familiares (pero ello muy en clave folletinesca), su mayor aporte radica en lo propiamente musical y danzario: la exuberancia y modernidad (aún hoy) de su sentido coreográfico (que abarcaba mucho más allá de las escenas propiamente bailadas), el buen gusto para la música, los escenarios amplios y luminosos que emiten una concepción alegre y abierta de la vida, resultan el mejor legado que nos deja el artista, ahora de nuevo en las pantallas cubanas mediante sus más sobresalientes films, gracias al festival francés.

© Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com

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